Lo malo era que en el fondo ella estaba bastante contenta de sentirse así, de no haber vuelto, de estar siempre de ida aunque no supiera a dónde..

domingo, 17 de julio de 2011

Mis monstruos simpáticos

Mis monstruos vienen marchando. Mis monstruos no son monstruos terroríficos, no trabajan en películas que asustan, no tienen en sus ojos venitas rosadas.
Mis monstruos son simpáticos, tienen un andar pesando, lento. Si te ven pasar por la calle, saludan, y si estas triste, puedes posarte en sus hombros y desde allí ver toda la ciudad. Algunos nostálgicos recurrentes, afirman haber tocado el cielo con las manos... yo creo que sí, esos monstruos lo hacen todo posible.
Hay gente que se espanta cuando le hablo de mis monstruos, porque no los ven, sólo los imaginan. Piensan en las bestias sin alma que devoran ojos y huesos. Pero mis monstruos no son así, ellos son simpáticos. Salen de adentro cuando se aburren de jugar ajedrez, de buscar estrategias para no perder, de leer periódicos con noticias viejas.. y cuando se despabilan, recorren la ciudad, alzando en hombros a esas mujeres, a los niños y los ancianos que tienen penas, siempre dicen que un poco de sol y cielo alivia el dolor, que los recuerdos se vuelven postales amarillas, y no te hablan, y no responden. Y las cartas de amor, se amigan con los cuentos de humor, y se abrazan y ríen.
Pero a veces, mis monstruos, se sienten cansados, se fatigan de tanto esperar, que alguien los posee en sus hombros y los saque a pasear, pero los monstruos son así, son simpáticos, y siempre están dispuestos, como el horizonte, a curar.